lunes, 17 de mayo de 2010

Los 'camisas rojas' se preparan para un posible asalto del Ejército tailandés

Muere el líder opositor herido por un francotirador hace cinco días.- En los cuatro últimos días, han muerto 37 personas y 232 han resultado heridas
JOSE REINOSO (ENVIADO ESPECIAL) | AGENCIAS - Bangkok / Madrid - 17/05/2010
FTE: EL PAIS.COM

El Gobierno tailandés ha declinado la oferta de diálogo de los manifestantes antigubernamentales que se mantienen atrincherados en el centro de Bangkok. A pesar de la negativa del primer ministro del primer ministro, Abhisit Vejajjiva, y del ultimatum que les obliga a desmantelar su campamento, los camisas rojas se resisten a irse e insisten en mantener su oferta de negociaciones. El plazo para abandonar la zona ofrecido por el Gobierno (hasta las 15.00, hora local -08.00 hora peninsular española-) ha expirado y los rojos se preparan para enfrentar un posible asalto del Ejército después de que su líder militar, el ex general Khattiya Sawasdipol, muriese esta madrugada. Muchos niños que permanecen en la zona están siendo evacuados a un templo dentro del mismo perímetro vallado.

El plazo vencía a las 15.00, hora local (8.00 hora peninsular española). El coronel Sansern Kaewkamnerd, portavoz del Ejército, dijo ayer que quien quisiese podría desalojar la fortaleza roja, incluidos los hombres, aunque estos "tendrán que mostrar que no están armados". Nattawut Saikua, uno de los líderes de los camisas rojas, afirmó que no retendrán a nadie y no utilizarán a los niños como "herramienta de regateo político".

Unos 6.000 camisas rojas -según el Ejecutivo- se hallan todavía detrás de las barricadas después de que un número indeterminado de ellos abandonara el lugar a lo largo del fin de semana por la suciedad, escasez de comida y temor a una carga de las tropas. Las autoridades tailandesas acusan a los camisas rojas de llevar a cabo actos de terrorismo, y por su parte, el frente que no tiene control sobre ciertos grupos mezclados entre los manifestantes. La Cruz Roja está atendiendo a quienes resisten dentro de la zona de protesta, especialmente a los niños, para paliar la falta de alimentos.

Los hoteles de la ciudad están evacuando a sus huéspedes y los colegios, edificios institucionales y comercios -salvo los bancos y la Bolsa- están cerrados, después de que las autoridades declarasen lunes y martes días festivos.

Ayer, el humo se elevaba durante todo el día desde las barricadas cerca de la estación de metro de Khlong Toei, hasta fusionarse con las nubes que cubrían la ciudad. El estado de excepción también se ha extendido de 17 provincias a 22 y el Gobierno ha declarado parte de la capital "zona de fuego". En una bocacalle, un cartel advierte en tailandés e inglés: "Prohibido entrar a partir de las 10 de la noche". El estado de excepción en 17 provincias fue extendido a otras cinco.

Uno de los cabecillas, Jatuporn Prompan, ha instado al rey, adorado por los tailandeses, a que intervenga para poner fin a la crisis. "Creo que todos los tailandeses sienten lo mismo, que su majestad es la única esperanza", afirmó. El rey Bhumibol Adulyadej reprendió tanto a los militares como a los líderes de la protesta en un levantamiento ocurrido en 1992, y puso fin a la violencia. Pero Bhumibol, de 82 años, se encuentra hospitalizado desde septiembre y ha evitado pronunciarse directamente sobre la crisis. El primer ministro, Abhisit Vejjajiva, ha justificado las muertes ocurridas los últimos días como un mal menor para lograr la paz. Ayer insistió en su intervención televisada semanal en que no dará marcha atrás en su plan para aislar a los camisas rojas en su recinto y acabar con la revuelta. "La concentración ha sido utilizada por terroristas. No es una concentración por la democracia", dijo. Los manifestantes denuncian que Abhisit llegó al poder aupado por los militares, y manipulando a los jueces para que derribaran gobiernos anteriores salidos de las urnas.

Muere el general rebelde

Esta madrugada ha muerto el general Khattiya Sawasdipol, un carismático militar renegado que apoya a los camisas rojas, que hace cinco días fue herido por un francotirador durante los choques con las fuerzas de seguridad en Bangkok. Sawasdipol llevaba en coma desde el pasado jueves, cuando recibió un balazo mientras se hallaba detrás de las barricadas supervisando la seguridad en la base de los manifestantes antigubernamentales, según informan medios locales. El general fue la primera víctima de la operación lanzada por el Ejército tailandés para cercar a los activistas y sobre él pesaba una orden de búsqueda y captura por haber participado en la muerte de varios soldados durante la batalla campal entre ambos bandos que el pasado 10 de abril salpicó de sangre las calles de la ciudad.

Oleada de violencia

Los choques entre los camisas rojas y el Ejército continuaron ayer. Tras varios días de violencia, el centro de Bangkok se ha convertido en un escenario de guerra. Cientos de personas, armadas con cócteles molotov, tirachinas y cohetes artesanales, se enfrentaron a los soldados, pertrechados con fusiles automáticos en las calles que conducen al campamento que ocupan desde hace semanas para pedir la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones. Un civil resultó muerto por un francotirador y hubo varios heridos.

En los cuatro últimos días, han muerto 37 personas y han resultado heridas 232 en los enfrentamientos, lo que eleva las cifras a 59 y más de 1.600, respectivamente, desde que comenzaron las revueltas a mediados de marzo. El paisaje que ofrece el centro de Bangkok es fantasmagórico. Kilómetros de grandes avenidas desiertas, rascacielos vacíos, complejos residenciales abandonados por sus habitantes, comercios cerrados, neumáticos calcinados, vallas rotas, señales de tráfico destrozadas. Y por todos lados, camiones y patrullas militares.

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