lunes, 17 de mayo de 2010

La canciller alemana, cancerbera del euro

Merkel abandona sus planes de alivio fiscal para familias y empresas y se concentra en exigir disciplina financiera a sus socios europeos
No sólo España tendrá que apretarse el cinturón, Alemania vive por encima de sus posibilidades
La CE, el BCE y el FMI creen que España va en la buena dirección para recuperar la confianza aunque quieren conocer la letra pequeña
No son los mejores días para Merkel, con el euro en crisis, el fracaso electoral renano y su propio partido pidiendo cabezas. Y esto al comienzo de su segundo mandato: el que iba a ser de reformas largamente debidas e inversiones de futuro, lo será finalmente de ajustes, sudor y lágrimas. Para todos. Y si es posible con el BCE en manos alemanas.

Muchos analistas han creído en una Europa asediada por la crisis financiera, Merkel, recién revalidado su mandato, se constituiría en el elemento de liderazgo decisivo en la UE. Pero no sólo acaba de perder en casa una elección fundamental, sino también bastante de su crédito en Europa, como dice el Berliner Zeitung.

«En Europa, Merkel quería restaurar la primacía de la política sobre la especulación, pero ha infraestimado lo rápido que la crisis griega se extendería por el sur y al resto de la Eurozona». Ahora es ella la asediada por quienes calculan el coste de su indecisión sobre los 750.000 millones de salvavidas para el euro.

Parece que Merkel viajaba la pasada semana a Bruselas con el borrador de un nuevo pacto de estabilidad en la cartera. Regresó con la mayor operación de rescate monetario que se conoce y parece que ahora la zona del euro va a ser algo distinto de lo que imaginaba.

La canciller democristiana ha reaccionado a la situación financiera y al varapalo electoral en Renania y Westfalia posponiendo -al menos hasta 2012- las prometidas rebajas de impuestos, que eran el principal programa de reactivación económica de sus socios liberales (FDP). «Por el momento no habrá una rebaja fiscal, porque lo prioritario en estos momentos es la consolidación presupuestaria», dijo Merkel.

Berlín abandona sus planes de alivio fiscal para familias y empresas, por un monto 16.000 millones, y se concentrará ahora en exigir disciplina financiera de sus socios europeos, lo que preanuncia presiones sobre las economías deficitarias del sur. Un importante medio económico ha revelado la presunta condición de Merkel de poner al presidente del Bundesbank al frente del BCE, en 2011.

La canciller ha mencionado la «especial importancia que tiene el que España y Portugal hayan anunciado medidas complementarias de ahorro». Pero añade que «la Comisión y otros países miembros deberán con seguridad supervisar y comprobar de aquí a junio» las medidas anunciadas.

Saneamiento como condición

El vicecanciller liberal ha puesto como ejemplo la obligación constitucional alemana de limitar su déficit, como contribución a la estabilidad, frente a «otros países» de la Eurozona. «Insistimos en que otros países europeos lleven en adelante, con todo el énfasis, una política de saneamiento» en sus cuentas como «condición previa para poder pedir ayuda a Europa».

Pero al sueño liberal, del repunte por la liberalización fiscal, ha sucedido la realidad de que también Alemania tendrá que apretarse el cinturón: el país llevaría viviendo mucho por encima de sus posibilidades, según la canciller. La constitución limita el endeudamiento y obligará a recortar unos 60.000 millones de euros entre 2011 y 2015, más de 10.000 millones de euros por año.

Enemiga de la salida fácil, la líder democristiana ha advertido de que la nueva sobriedad del Estado pondrá a prueba la cohesión social. Pero «ningún sector será eximido», advierte, con excepción de partidas como la educación. Asimismo se verificará la eficiencia de los «costosos» métodos de reinserción de desempleados.

Merkel ha disfrutado de la adulación de los defensores de la disciplina fiscal y, en parte por electoralismo, ha guardado silencio ante campaña antigriega desatada en Alemania. Se especula frecuentemente sobre si la canciller es avisada, pasiva, o no sabe.

También se ha criticado de Alemania una pereza intelectual que la hace vivir colgada de la estabilidad de sus normas y ajena a la acción política. Así Merkel ha luchado contra una reinterpretación de los tratados, que proscriben la responsabilidad de unos sobre la deuda de los otros; su vulneración final «no es algo que dé seguridades a los mercados», estima el Frankfurter Allgemeine. «De seguido, todas las reglas han sido rotas a fin de salvar el euro». Pero esto no parará a los especuladores «hasta que no esté claro cómo Grecia, España, Portugal, Irlanda, Italia y Reino Unido pueden salir del atolladero de su deuda».

Más sanciones

No casualmente la Comisión Europea propone endurecer las sanciones contra países que incumplan el Pacto de Estabilidad y, con el draconiano recorte, España seguirá duplicando en 2011 el déficit permitido.

Bruselas quiere revisar incluso los presupuestos nacionales antes de ser aprobados en los parlamentos, y la constitución de un fondo de rescate permanente. Con esto no cuenta Alemania, muy susceptible a intromisiones en su soberanía financiera. «Pero seamos claros», ha respondido su presidente Durao Barroso, «sin sanciones no habrá suficiente credibilidad». Cabe decir que esto lo ha propuesto la Presidencia Española de la UE hace meses y todo el mundo se rió.

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